30/11/2013
Con una mezcla de
sentimientos embarcamos en el avión que nos llevaría a Doha, donde pasaríamos
la noche. Atrás quedaban las experiencias vividas en los últimos 24 días, pero
de cada una de ellas nos llevábamos un recuerdo que nunca olvidaremos… Anhelados
de saber que se acaba esta aventura pero contentos por saber que tan solo iba a
ser la primera de muchas otras…
Habían pasado 24 días
compartiendo las 24horas del día juntos, viviendo un montón de experiencias,
llenando la mochila de recuerdos inolvidables y dándonos cuentas día tras día
de lo mucho tenemos y, en ocasiones, lo poco que lo valoramos… Camboya nos ha dado
una lección de humildad, cómo un país con un pasado increíblemente trágico y
reciente, se levanta cada día con ganas de crecer, superarse y lo más
sorprendente, con una gran sonrisa en la boca que muestran con orgullo a cada
instante. Cuando oíamos hablar del país de la sonrisa eterna no sabíamos muy
bien a que se referían, ahora lo entendemos perfectamente.
Llegamos a Doha en
unas 6horas, allí hicimos una escala de unas 8horas para finalmente tomar el
último vuelo que, ahora sí, nos dejaba en Barcelona.
A Barcelona llegamos
a las 14h del mismo día, ya que al viajar hacia el oeste recuperamos horas. En
el aeropuerto nos esperaban mis padres y la Rita, parecía que aquí no había
pasado el tiempo…
Benvinguts a Barcelona!! |
Con poco tiempo para
comer, explicar batallitas y todo lo que se suele hacer tras un viaje, nos
fuimos a casa a intentar dormir un poco, porque, aunque parezca una locura, al
día siguiente corríamos en Sant Pau d’ Ordal una marcha que organizaba un
amigo… ¡Realmente parecía que no había pasado el tiempo!
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